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Para los inmigrantes japoneses la preocupación por que sus hijos conserven los principios, costumbres e idioma de su tierra natal los motivó a crear escuelas que procuren la mejor educación. Con gran esfuerzo en la primera década del siglo XX se creó la escuela elemental de Cañete y en noviembre de 1920 se inauguró la escuela elemental japonesa de Lima.
Posteriormente a esa fecha se abrieron escuelas similares en Chancay, Paramonga, Chincha, Ica y Trujillo y en el año 1927 se creó la Asociación Educativa del Perú, organización que asesoró a todas las escuelas japonesas del país.