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En el primer grupo de inmigrantes japoneses que llegó al Perú en 1899 estaba Kennoshin Harada, de 21 años, natural de Yamaguchi Ken, quien firmó el 30 enero de 1899 un contrato con la Compañía de Emigración Morioka para trabajar en una hacienda.
Las condiciones de su contrato, similares a las de todos los primeros inmigrantes contratados, establecían que la duración del mismo era de 4 años. Durante ese tiempo trabajaría 10 horas en una hacienda de caña o 12 horas en los ingenios azucareros. Descansaría, además de los domingos, en cuatro días feriados del Perú y el día del cumpleaños del Emperador del Japón, Tenchosetsu.
Por su trabajo recibiría 2 libras esterlinas y 10 chelines, aproximadamente 25 yenes japoneses. Los primeros 25 meses, la compañía descontaría de este salario 8 chelines, aproximadamente 4 yenes japoneses por mes como garantía y para pagar los gastos de viaje de retorno.